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¡Los mayores desafíos de la vida se encuentran en las decisiones del diario vivir! Si aprendes a escoger con sabiduría y a sacar provecho de tus experiencias, estarás mejor preparado para un prometedor futuro.

¿Has meditado alguna vez sobre lo aburrida que sería la vida si no fuera por su extraordinaria variedad? Dios nos da una increíble diversidad por medio de su creación —el día y la noche, las estaciones del año y los ciclos de la naturaleza— lo que hace que la vida esté colmada de contrastes, cambios y desafíos. La vida está llena de suficiente variedad y aventuras como para impulsarnos continuamente a salir de nuestra zona de seguridad.

Nuestros artículos intentan animarte a sacar el mayor provecho de tu vida y a cultivar una dimensión espiritual más profunda para que tengas la confianza de que vas a poder desarrollar ampliamente tu potencial.

La juventud es un tiempo para desperezarse y enfrentar nuevos desafíos. Ya sea aprendiendo a tocar un instrumento musical, aprendiendo un nuevo idioma o desarrollando tus habilidades en algún deporte, mientras más te esfuerces en probar diferentes intereses, más fácil será descubrir tus talentos innatos.

Las decisiones que tomas

Nuestras vidas están compuestas por las decisiones que tomamos, los principios que adoptamos, las crisis que experimentamos, y los amigos y consejeros que escogemos.

El libre albedrío es uno de los grandes regalos que Dios le ha dado al hombre. No somos como los animales, que reaccionan principalmente por instinto. Los seres humanos, hechos a imagen de Dios, tienen la habilidad de aceptar o rechazar las oportunidades que se les presentan. Cuando tú tomas decisiones sabias y te propones de corazón lograr alguna meta beneficiosa y saludable, el resultado puede ser muy satisfactorio y además puedes alcanzar un entendimiento más profundo de la vida y de Dios.

Por el contrario, tomar decisiones erradas puede ser muy perjudicial y, en ocasiones, hasta mortal. En el principio, Dios mostró a Adán y Eva, los primeros seres humanos, dos árboles en el huerto del Edén, que representaban dos caminos diferentes de vida (ver Génesis 2-3). Las instrucciones de Dios consistían en no tomar del árbol del conocimiento del bien y del mal. Probablemente recuerdas esta historia y las repercusiones que trajo para toda la humanidad.

Todos tenemos la oportunidad de escoger. Cuando Dios exhortó a los antiguos israelitas acerca del estilo de vida que debían elegir, les dijo que escogieran la vida (Deuteronomio 30:19) y les explicó cuál sería el resultado de cada opción. Muchas personas hoy en día toman decisiones equivocadas y ni siquiera se dan cuenta de sus consecuencias hasta que les sobreviene algún desastre o sufrimiento.

Los principios que adoptas

Nuestras decisiones por lo general se centran en lo que nos importa como personas. Todos tenemos que decidir cómo vivir nuestras vidas y debemos aceptar la realidad de que no todos los principios y valores son iguales. Los principios que Dios nos ofrece nos muestran cómo tener una mejor relación con él, con nuestros mayores y con nuestros compañeros.

Estos principios se derivan de su ley, que él define como la verdad. Jesús oró así a Dios el Padre: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Dios dice que cuando basamos nuestras vidas en su inspirada ley, nos irá bien: “Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo bueno y lo recto ante los ojos del Eterno tu Dios, te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre” (Deuteronomio 12:28).

Todos tenemos días de 24 horas, pero algunos utilizan su tiempo de manera mucho más efectiva que otros. Si valoramos el tiempo, podemos usarlo para lograr cosas duraderas e importantes. Un atleta debe entrenarse, un obrero debe cumplir su trabajo, un estudiante debe estudiar, etc.

Se ha dicho que si uno no sabe hacia dónde va, lo más seguro es que termine en otra parte, y eso por lo general significa que uno tiene que enfrentarse a la pregunta de a dónde se fue el tiempo. El tiempo puede ser uno de los mejores regalos de Dios, o puede ser una gran maldición si se invierte para el mal. Uno de los usos más beneficiosos que podemos darle a nuestro tiempo es pasar valiosos momentos aprendiendo los principios de Dios.

Las crisis que experimentas

Sin importar cuán buenas nos parezcan nuestras decisiones, tarde o temprano enfrentaremos desafíos o crisis que pondrán a prueba nuestro carácter. Hay cosas malas que pueden sucederles a las personas buenas, y el solo hecho de estar en el lugar equivocado en el momento inoportuno puede significar un vuelco importante en la vida de uno.

Recuerdo la triste historia de un joven que iba sentado en el asiento trasero del auto descapotable de su familia. Iban disfrutando del tibio clima en un día de esparcimiento, cuando de repente una pelota que salió disparada de un campo de golf próximo a la carretera le golpeó directamente en su frente. Ese terrible accidente hizo que toda su vida sufriera de jaquecas y hasta le provocó cierto grado de daño cerebral. La superación de las secuelas de ese trágico accidente se convirtió en un desafío durante toda su vida.

Algunas personas nacen con graves defectos genéticos, mientras que otras pueden hallarse atrapadas en medio de una guerra o de un desastre natural. Pero aparte de estos actos fortuitos del hombre y de la naturaleza, podemos tomar malas decisiones que acarrean consecuencias igualmente serias, mucho más de lo que hubiésemos creído posible en el momento de tomarlas.

Conducir demasiado rápido, no usar el cinturón de seguridad o salir a divertirse con personas irresponsables, son todas opciones reales que los jóvenes enfrentan en el mundo actual. Tú puedes aprender o no de tus experiencias, y la forma en que te recuperas de tus errores es con frecuencia un indicador de tu carácter.

Dios quiere que aprendamos de nuestros errores y que nos decidamos a cambiar tomando decisiones sabias. Algunas veces necesitamos sufrir las consecuencias de una decisión errónea para motivarnos a hacerlo mejor la siguiente vez.

Los consejeros que escoges

Uno de los factores más importantes para que te vaya bien en la vida, a cualquier edad, es tener a alguien que te guíe. Ojalá que tus padres, un ministro o tus hermanos mayores formen parte de tu red de consejeros.

La oportunidad de relacionarse con gente sabia permite que uno también adquiera sabiduría. “Oirá el sabio, y aumentará el saber, y el entendido adquirirá consejo” (Proverbios 1:5).

Muchas personas dejan que sus vidas se rijan por la rutina y el capricho, en vez de optar por decisiones creativas que produzcan mejores resultados. Aceptar el desafío de desarrollar tu mente, cuerpo y espíritu, puede ser el primer paso hacia una vida plena y emocionante.

Cuando era niño, tuve el privilegio de participar en el escultismo y allí me animaron a esforzarme para alcanzar el nivel más alto, el de Explorador Águila. El aliento que recibí para proponerme metas y esforzarme desde temprana edad me ayudó mucho más de lo que pude apreciar en ese entonces. Aquella motivación fue fundamental para lograr todo lo que he conseguido y para ir a todos los lugares que he visitado.

Vivimos en una época colmada de oportunidades, si uno tiene ojos para verlas y el deseo de superarse. Hazte responsable de tu propia vida. Acepta los retos que se te presentan, para llegar a ser lo mejor que puedes ser. Establece metas que realmente valgan la pena, y recuerda que tu vida está compuesta por las decisiones que tomes, los principios que adoptes, las crisis que experimentes y los consejeros que escojas.

El desafío depende de ti. ¡Haz de tu vida lo mejor que puedas! BN

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