Nuestras tareas diarias

Studying the bible?

Sign up to add this to your study list.

Course Content

El lema de los exploradores es hacer una buena obra cada día.

Es un buen hábito buscar hacer una tarea por la cual no recibimos ningún pago, sino únicamente la satisfacción de facilitarle un poco la vida a alguien. Por ejemplo, decirle a alguien que lo amamos o bien, ser amable con un extraño, sonreír cuando nos sentimos tristes, tener un pensamiento noble, seguir la verdad, hablar con nuestro Creador y buscar tener un corazón dispuesto cuando él nos llame. Estas son algunas tareas que nos pueden producir felicidad en nuestro diario vivir.

Jesucristo habló acerca de un exitoso hombre que trabajó duro e hizo las cosas correctamente. Sin embargo, falló al no incluir aquellas tareas que complacen a Dios. Cuando finalmente pensó que había encontrado un momento para Dios, ya no le quedaba tiempo. Jesús lo llamó insensato, porque esa misma noche su vida llegaría a su fin y se había olvidado de lo más importante: estar preparado para salir al encuentro de su Hacedor (Lucas 12:20-21). Procuremos que nuestras actividades diarias sean completas, construyendo para la eternidad, siendo ricos para Dios antes de hacer riquezas para nosotros mismos.

Ambassador grad 1970. Pastor in Canada and Germany retired in 2017. On the Council of UCG-Canada and COE of UCGIA. Wife Valerie is British. Four adult children, 14 grandchildren and 7 great.

 

Related Articles

Sólo hazlo
1 minuto
Es fácil hacer promesas
Díselo a Dios
1 minuto
La vida nos abofetea de diversas formas y, al parecer, contarle a otros nuestros problemas, nos ayuda.
Todos los días debemos mantenernos vigilantes de nuestra vida espiritual.
2 minutos
Una vez que hemos pasado alguna Fiesta Santa, la reflexión sobre el pecado en nuestras vidas puede comenzar a pasar a un segundo plano.
Los cristianos, como miembros del cuerpo de Cristo, somos llamados a propiciar el crecimiento y el desarrollo en la iglesia de Dios.
4 minutos
“He puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:19)